Sin más palabras como esas sin sentido que revolotean mis escritos... Este pretende ser uno de pocos textos sensatos. Cuando a un mago se le acaban los trucos, te aseguro, buscará la manera de sorprenderte con una suerte inverosímil que no es más que la pura realidad, pues no hay leyes físicas para explicar un fenómeno incomprensible sacado de la naturaleza.
Para algunos el granizo, por ejemplo, es común. Para otros, por el contrario, el granizo no se forma en el cielo de cada una de las gotas de lluvia, sino que es hielo vertido desde los ojos de un gigante, guardián del confín, del cenit.
Signore, pensar que somos dos entes en un cuerpo, pensar que uno a veces controla al otro, pensar que puede haber a veces desequilibrios. Es una comezón cerebral.
Por fortuna, en la amalgama gris, tienes distintos mecanismos que pueden ser reprogramables. El que llora es consolado por el obstinado, el que adula es a veces digno de alabanzas y el que hiere es reprendido por el que compadece.
Hijos e hijas, padres y abuelos, somos un ser maravilloso, sólo cuando pretendamos serlo todos juntos. Alinear los cauces de los ríos, enterezar los caminos, ahora entiendo un poco más. Sólo un poco más.