Es, al abrir una puerta, el ruidito más suave,
un bello bosque aturdido por la lluvia,
es el vapor de tu cuerpo el perfume fresco
que la noche regala a cada uno de mis sueños.
Detén el tiempo y vive así,
es mi deseo inoportuno.
Regala sonrisas a papá y mamá,
el alimento de nuestras almas.
Son mis tres guerreras de un jardín perdido.
Con sus tenues y celosas voces.
No dejan escapar ni un latido.
Juegan ríen y lloran
como desde un principio.
Sus pequeñas manos me empujan,
me arrebatan el aliento.
Rio, lloro y juego
Como desde un principio.
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