Irremediablemente, el suelo resopla sobre mí.
Cada bramido me recuerda que no me dejará libre.
Duele vivir así, con la piel rasgada hasta los huesos.
A mi penúltimo suspiro: fotografías y luces.
Son como películas sobrexpuestas,
frágiles aromas y la tierra húmeda.
Mi hogar enmohecido, balas agudas y flechas suntuosas.
Siempre creí en una muerte romántica.
Con el plomo diciendo: "quédate y duérmete en mi pecho.”
Cómodo y conforme frente a la pecera que… Ahora necesito vigilar.
Sumérgeme y llévame a vivir contigo, a respirar tu pureza.
Canta mi canción para dormir porque mis brazos se caen.
Que cada fibra vibre con el rosar de tu pulgar.
Cierra cortinas, cierra mis ojos y no mientas…
Por favor.
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