lunes, 8 de agosto de 2016

No debiste.

 No sé dónde te perdí.
Yo pienso que eres mía todavía.
¿Cuántos secretos podrás guardar antes de que vuelva a fallecer?

Ignóralo, como siempre.
Hoy se hizo la unión con la sangre de tu sangre,
mañana que levantes la mirada, tal vez reconozcas que debí ser yo.

A veces te imagino, apareciendo en mi habitación.
Sedosas telas te cubren el cuerpo.
Y esto me hace despertar con ganas de vivir.

Por eso te sigo; no lo hago por capricho.
¡Es que no puede revivir una flor marchita!
Por eso detesto decirme: “ella no vendrá”.

¿A caso crees que esa imagen de niña rica te hará feliz?
¿Entonces te has caído en un oasis?
Cuando todo acabe tendrás la sal en los labios.

No puedo ofenderte aunque a veces quisiera.
Cada bestia estará encerrada.
Esta vez dormidas por el olor de tu cabello.

No debo pensar en ti.
No debo llevarte a espaldas.
En esta vida no pudo perder tanto el control.

Tal vez, si tan sólo quisieras vivir un sueño.
No me permitiría terminar.
Te ofrecería un baile y una canción.

No debo planificar; estoy a mitad del camino.
Fue imprudente que vinieras a mí.

No debiste sonreír así.

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