Dar, o nunca recibir. Perder el sentido de pertenencia: la cura. Ofrecerse en sacrificio; un acto deliberado motivado por el éter, por la consciencia: eso que se expande y encoge.
Ahora no duele tanto. Un bloque más a la escalera; una gota de sangre en el peldaño. ¿dolor? El dolor es parte de tu existencia. Sabes bien que el dolor está presente siempre, pero además posees la carta. Las llaves de tu consciencia, la salida real. Parecerá un sueño. Pienso que es la salida verdadera. Y dirás: ¿qué es verdadero en este plano?
En la unidad indisoluble, todos hemos cometido los mismos errores. Vamos trasnformando esta consciencia ahora: "todo esto soy yo, no me falta nada porque yo soy todos y el todo. Así me complace, porque no hay cosa diferente. Tampoco hay nada nuevo ni el azar tiene cabida. Porque sé lo que haré, sé lo que hice y sé lo que hago. Este simple presente se llama eternidad. La unidad pareciera controlada. Es la calma y el caos. Es el entero único y central. Es el amor y el odio fusionandos. Ahora mismo lo mencionó, pero en poco, la dualidad se disolverá. Algunas palabras dejarán de dar sentido y algunos pensamientos perderán su composición interior. Como todo lo imaginable en el ahora. Y como todo lo imaginable tiene su contraparte, también se volvera uno.
Toda figura y sentido volvera al punto. Al centro y al nucleo. Do dedicaim absolbe dimari cortopictencus alfal simplo deaftenes endorum capitalis aceptalis estromb fractis tikorcloum ghtre deanimun corin. Prets tahm in amor.